jueves, 31 de mayo de 2007

Agresión en La Arboleda

Ampliando la noticia que dio Igor en su día, os adjunto lo que he encontrado por la Red:

"Cuando entré en vestuarios, el delegado del La Arboleda me empujó y me dio un puñezato, tropecé con una camilla y seguidamente recibí por parte de otra persona un golpe seco en la parte superior de la cabeza. Caído en el suelo, recibí otro golpe y una patada por parte de un jugador del La Arboleda". El testimonio es demoledor. La violencia volvió a sacudir al fútbol modesto de Bizkaia el pasado fin de semana. Javier Tabernilla, técnico del Oinarri de Portugalete, fue la víctima de un brutal agresión que le obligó a pasar la noche del sábado en el hospital de Cruces, donde permaneció en observación. Felizmente, las lesiones que padeció no revistieron gravedad. Los hechos ocurrieron en el campo de Las Cármenes de La Arboleda, en Trapagaran, en el encuentro entre el conjunto minero y el Oinarri, correspondiente a la última jornada de la Liga del grupo I de Primera Regional, y donde el equipo portugalujo se impuso por 1-2 a un cuadro local que tenía una mínima opción de lograr el ascenso a Regional Preferente. A falta de unos 20 minutos para la conclusión del partido, "donde no pasó nada fuera de los normal", y con el 0-1 en el marcador, E. F. L., delegado de La Arboleda, "pasó a mi lado en el banquillo y me propinó un puñetazo en el estómago sin mediar palabra, para después amenazarme verbalmente. Se armó una pequeña trifulca. Pero cuando acabó el partido yo ya me había olvidado de todo, hasta lo ocurrido en el pasillo de los vestuarios", relata Tabernilla, quien el lunes interpuso la pertinente denuncia contra E. F. L. y A. G. G., el jugador del La Arboleda, en la comisaría de la Ertzaintza en Sestao y ayer en la Federación Vizcaina de Fútbol, donde compareció ante el Comité de Competición. El entrenador del conjunto portugalujo, de 51 años y sumamente conocido en el fútbol modesto de Bizkaia, también rememora los instantes después de la paliza de la que fue objeto. "Tras los golpes recibidos, noté una especie de chasquillo en el cuello, perdí el sentido de la orientación, me mareé y tenía ganas de vomitar. El fisio del La Arboleda, que se portó magníficamente, me reanimó hasta que llegó la ambulancia. Luego, en el hospital, me realizaron diversas pruebas y me aplicaron suero y calmantes". Tabernilla, que reconoce que "nunca me había pasado algo así en el montón de años que llevo en el fútbol, no guarda rencor a La Arboleda "como club, porque no tiene la culpa de estos incidentes, que ya son muchos allí". "Lo cierto es que alguien tiene que tomar medidas para que no vuelva a pasar estos casos de violencia", concluye."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Va a ser que Felix no es el único encefalograma plano.
Dios los cría y ellos se juntan...